Una llamada a nuestro movimiento: Hablemos de estrategia ahora!

Declaración oficial del Movimiento de Tecnología del Primero de Mayo

Mientras el mundo se enfrenta a una crisis sanitaria que se está convirtiendo rápidamente en una crisis política y económica, nosotros en el Movimiento Tecnológico del Primero de Mayo creemos que nuestro uso y control democrático de la tecnología de la información es más crítico que nunca. Pensamos que nuestro movimiento debe iniciar conversaciones, tan inclusivas como sea posible, para hablar de cómo lo hacemos.

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La crisis de COVID es la última de una larga serie de acontecimientos socialmente perturbadores que dejan claro que el sistema en el que vivimos no es sostenible. Cada desastre social - un colapso del mercado, una crisis de salud, un desastre ambiental, un trastorno social - nos deja con una sociedad menos funcional; menos gente satisfaciendo necesidades básicas y sobreviviendo; y un gran número descartado a través del encarcelamiento o la separación social y el abandono.

Este no es una excepción. Con el tiempo, la aterradora y contagiosa enfermedad mortal será controlada, pero el impacto perturbador, destructivo y mortal de la experiencia cambiará mucho en nuestra sociedad y nuestra cultura.

Lógicamente, cambiará la forma en que nuestro movimiento se comunica y organiza para responder a ese impacto social.

Nuestro movimiento no puede celebrar grandes reuniones en este momento. Eso es un gran desafío ya que nuestro movimiento, al estar compuesto por organizaciones que trabajan en torno a temas específicos o en comunidades específicas, y utilizar las convergencias nacionales y regionales para desarrollar un análisis más amplio y elaborar estrategias compartiendo nuestro pensamiento y experiencias. No podemos hacer eso ahora mismo y, dado el aumento de los costos de los viajes (tanto financieros como ambientales), el alojamiento y el alquiler de instalaciones, esas convergencias pueden resultar contraproducentes en el futuro. La necesidad de encontrarnos, conectarnos y construir nuestra fuerza permanece; nuestra cultura de encuentro debe cambiar.

Esto está ocurriendo en un momento en que la situación mundial hace aún más necesarias unas mayores comunicaciones de movimiento. El mundo entero se enfrenta a una crisis social inevitable y duradera. La ya frágil economía de los Estados Unidos, basada en gran medida en empleos y producción temporales, por cuenta propia y “según las necesidades”, ha sido golpeada por las reglas de “distanciamiento social” necesarias para la supervivencia y los cierres masivos de negocios de consumo como tiendas y restaurantes. El desempleo ya está en su punto más alto y no hay razón para creer que estos trabajos serán mágicamente “restaurados” después de que la crisis sanitaria haya terminado.

En México de acuerdo a los análisis lo peor está por venir, apenas se viven las primeras semanas de distanciamiento social y se han perdido 350 mil empleos sin contar los trabajos informales. La pandemia hace una compleja mezcla con los problemas desafortunadamente cotidianos como el acceso a la saud, la desigualdad económica, la migración y fenómenos como el crímen organizado. La principal atención se centra ahora en la ciudades dejando marginadas a las zonas de población indígena y rural, y que son lugares en donde los movimientos sociales tienen mayor actividad y vitalidad.

Los movimientos de cambio en ambos países van a tener que responder a esto, no sólo manteniéndose en primera línea contra las opresiones estructurales que emanan de esta situación, sino desarrollando estrategias para abordar la crisis más amplia y el impacto más amplio. Si esta situación nos ha enseñado algo es lo interrelacionados que están los países del mundo y lo importante que es desarrollar una estrategia global de respuesta. Como organización binacional en los Estados Unidos y México, en el Primero de Mayo hemos experimentado durante años esta necesidad y las ventajas de abordarla en nuestro propio trabajo diario.

El hecho es simple: tenemos que comunicarnos más que nunca antes y, dada esta situación, tenemos que encontrar nuevas formas de hacerlo.

Una cosa está clara: no podemos confiar en que la clase dirigente nos saque del lío que ha creado. Ya sea a través de un software intrusivo y controlador como Zoom (u otro software corporativo de código cerrado y propietario) o a través de una mayor vigilancia y otras acciones policiales, la respuesta de los gobiernos y las clases dominantes casi seguro que restringirá aún más nuestros derechos y reprimirá nuestras actividades. Tenemos que actuar por nuestra cuenta y tenemos que empezar por discutir cómo nos vamos a comunicar entre nosotros. Las cuestiones centrales incluyen, por ejemplo:

1 – ¿Cómo desarrollamos un software de reuniones online real, viable y funcional que sea abierto, libre, accesible y operado por el movimiento alternativo al Zoom, el software corporativo que combina un magnífico rendimiento con una vigilancia intrusiva y virulenta y el intercambio de datos de los usuarios con el gobierno? Por muy buenas que sean las ofertas corporativas como herramienta, movimientos como el nuestro simplemente no pueden confiar en programas que no protegen la privacidad y la soberanía de los datos. De hecho, el software propietario patrocinado por las corporaciones no es la respuesta para nosotros. En un momento en que controlar nuestras propias comunicaciones es vital, poner esas comunicaciones en manos de las empresas no es una solución sostenible.

Reconocemos con gratitud la labor de las numerosas personas que participan en la creación y el desarrollo de programas informáticos libres y de código abierto, cuya labor nos proporciona herramientas de comunicación que nos permiten la autonomía, el control y la protección que necesitamos para la labor de nuestro movimiento de justicia social. Somos aliados mutuos en la causa de la liberación de todos.

Depende de los programadores tecnólogos de nuestro movimiento el comenzar a colaborar para desarrollar alternativas completamente funcionales, estables y disponibles abiertamente. Depende de los activistas del movimiento apoyar y colaborar con esos tecnólogos en ese trabajo. Depende de todos nosotros dejar de dar dinero a las corporaciones de software y redirigir esos fondos a nuestros programadores del movimiento para apoyar este trabajo.

2 – ¿Cómo alteramos nuestra cultura de reuniones? Si vamos a incorporar a nuestros movimientos el creciente número de organizaciones comunitarias, laborales y escolares que son vitales para cualquier movimiento de cambio, tenemos que desarrollar una nueva cultura de comunicación que nos libere de las grandes convergencias y de las conferencias regionales como nuestro principal modo de reunión. No hay duda de que las reuniones y los mensajes en línea serán fundamentales para la solución, pero ¿qué formas adoptará esto? Esencialmente, tenemos que reorganizarnos y por lo tanto tenemos que iniciar conversaciones sobre cómo hacerlo.

Creemos que nuestro movimiento necesita comenzar las conversaciones sobre estos temas e incluir la tecnología de las comunicaciones en la agenda de todas las conversaciones que ya se están llevando a cabo. Queremos ser parte de ese proceso y haremos lo que sea necesario para ayudar a que eso suceda.

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